El análisis exclusivo de Inés y Carlos Saravia Frías, acerca de las grandes oportunidades para la industria minera a partir del RIGI y la eliminación a las retenciones a las exportaciones.
Por Panorama Minero
La historia de un país está atravesada por hitos, momentos decisivos que trazan nuevos rumbos y definen su futuro. La Argentina, en su devenir, ha transitado por momentos clave, giros que modificaron su matriz productiva y la proyectaron al mundo. Cada uno de ellos supuso la apertura de un nuevo capítulo de desarrollo económico, impulsado por la visión estratégica de aprovechar oportunidades globales.
Hoy, la encrucijada energética global nos ubica frente a una oportunidad que puede transformar nuevamente el destino productivo de nuestro país. Frente a esta nueva coyuntura internacional, la historia como “Magister vitae”, nos llama a reflexionar sobre acontecimientos que fueron puntos de inflexión, para poder proyectar un futuro más provisorio.
El primer gran viraje se consolidó a fines del siglo XIX. La Campaña del Desierto, bajo el mando del General Julio Argentino Roca, expandió las fronteras productivas y terminó de delinear la geografía de la Nación. A este proceso, se le sumó la introducción y utilización del alambrado, innovación que transformó por completo el uso de la tierra. Este simple pero revolucionario adelanto permitió la subdivisión de las vastas extensiones de la pampa húmeda, posibilitando la agricultura a gran escala. La delimitación de los campos junto a la fertilidad de la pampa húmeda, permitió el cultivo intensivo del trigo, generando una explosión productiva, que convirtió a la Argentina en el “granero del mundo” y en un actor clave del comercio internacional de alimentos.
El segundo hito, fue la introducción de razas bovinas inglesas de alta calidad que mejoraron notablemente la calidad y rendimiento de la ganadería. Esta transformación junto con la aparición del frigorífico, permitió a nuestro país, no sólo producir carne de primer nivel, sino también exportarla a los mercados europeos en grandes volúmenes. Se dejó de ser un simple productor de lana y cueros para convertirse en un sólido productor y exportador de carne de alta calidad, consolidando su posición y una marca que aún conserva su prestigio a nivel mundial.
Hoy, tenemos la posibilidad de generar un tercer hito. Argentina, con su riqueza geológica, tiene la chance de convertirse en un actor protagónico de esta nueva era productiva. La transición energética global, demanda crecientes volúmenes de minerales estratégicos como el cobre, el litio y el uranio, esenciales para energías renovables, vehículos eléctricos y tecnología de punta.
Mucho antes de la llegada de los españoles, los incas habían estructurado su imperio sobre la base de la producción mineral. La famosa "Ruta del Inca", que atraviesa gran parte del sur de nuestro continente, no es otra cosa que un mapa de los yacimientos que ya en esa época eran explotados. Los españoles, con su inteligencia y visión de conquista, supieron aprovechar este conocimiento. El caso del Cerro Rico de Potosí es la muestra más elocuente. La ingente producción de plata de Potosí no solo proveyó a Europa de cubiertos, candelabros y todo tipo de enseres suntuosos, sino que también tuvo un impacto global. La inyección de esa cantidad masiva de metal al mercado a través de los "doblones" de la época, no sólo financió las guerras europeas sino que también provocó la primera inflación mundial de la que se tiene registro. Es la prueba de que el poder de la minería como motor de riqueza puede cambiar el curso de la historia.
En honor al nombre “Argentum”, es tiempo, de que las provincias cordilleranas, dejen de ser meras espectadoras para convertirse en protagonistas. Después de décadas de postergación, tienen la posibilidad de aportar al crecimiento de todo el país y erigirse como pilares de un nuevo ciclo de expansión nacional.
Dos medidas recientes del gobierno contribuyen a generar condiciones propicias para desarrollar y aprovechar el enorme potencial minero de nuestro país.
La primera es la implementación del RIGI (Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones) como una herramienta atractiva para el desarrollo de proyectos mineros a través de beneficios impositivos y cambiarios, posibilita la viabilidad, expansión y competitividad de grandes proyectos mineros.
La segunda es la eliminación de los derechos de exportación para ciertos minerales estratégicos como el cobre y el oro (aunque aún resta un camino por recorrer con la plata y el litio).
Ambas decisiones representan un gran inicio y una oportunidad histórica para encaminar a nuestro país hacia un crecimiento sostenido, basado en el aprovechamiento responsable de los recursos.
Ojalá que la minería, esa bella durmiente, que como en el cuento de los Hermanos Grimm despierte de su sueño y se convierta en el motor que impulse a la Argentina hacia un futuro de prosperidad.