Con US$559 millones de inversión, el proyecto avanza hacia su factibilidad y apunta a convertirse en el primer caso de desarrollo de minería metalífera en Mendoza y el proyecto que vuelva a poner a la Argentina en el mapa mundial del cobre.
Por Panorama Minero
La provincia de Mendoza da un giro en su historia económica al darle luz verde al desarrollo minero metalífero como parte de su matriz productiva. Tras dieciocho años de riguroso escrutinio legislativo de la Ley 7.722, la Legislatura provincial avaló políticamente la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto PSJ Cobre Mendocino. Al aval de Diputados se sumó el del Senado con 29 votos a favor, 6 en contra y una abstención.
Este hecho constituye la primera vez, desde la instalación de la mencionada ley en 2007, que un proyecto de explotación minera con sustancias de primera categoría supera este filtro político establecido en el artículo 3° de la normativa.
Esta luz verde de la política le permite a Mendoza sumar un motor productivo a la matriz económica actual, la cual se ha visto estancada desde hace más de una década. Este factor resulta uno de los puntos principales que hicieron cambiar la posición de muchos actores sociales y políticos en torno al desarrollo de la minería.

El camino hacia la factibilidad y la construcción
Con la reciente aprobación, el proyecto PSJ espera ahora la promulgación de la ley que da curso a la DIA. Este paso formal autoriza a la empresa a iniciar la etapa de factibilidad, un proceso técnico y económico crucial.
Si bien el plazo estimado para esta fase podría extenderse entre seis meses y un año, la compañía ya manifestó su compromiso de agilizar los procedimientos al máximo. Este esfuerzo apunta a reducir la espera para dar inicio a la construcción del yacimiento, una etapa que proyectan completar en un lapso de entre 18 y 24 meses.
Un segundo Intento
El proyecto, conocido en una etapa previa como San Jorge, logró avanzar en su segunda instancia gracias a una decisión política definida, impulsada por la gestión del gobernador Alfredo Cornejo. El respaldo de la Casa de Gobierno resultó clave para destrabar el proceso y obtener la luz verde en ambas cámaras. La aprobación legislativa de la DIA no solo valida técnicamente la propuesta ambiental del emprendimiento, sino que también rompe, aunque de manera parcial, el prolongado freno al desarrollo minero de la provincia.
La iniciativa, centrada en la producción de concentrado de cobre, avanza bajo el marco de la Ley 7.722. Sin embargo, la ley sigue condicionando la actividad. Aún con la posibilidad de entrar en producción, el proyecto debió resignar una producción original de cátodos de cobre que hace 14 años se calculaba en 25.000 toneladas por período mediante el sistema de extracción por solventes y electro-obtención (SXEW). Por consiguiente, todo el mineral oxidado pasa a ser considerado estéril e instalado en una de las tres escombreras del proyecto.
Seis décadas de historia
La aprobación de PSJ Cobre Mendocino es una clara muestra de lo que implica el desarrollo de un proyecto minero, cuya historia se extiende por 65 años. Descubierto en la década de 1960, inició su primera prospección y reconocimiento general hace más de seis décadas.
Desde ese primer paso, una importante lista de empresas estuvo al frente del yacimiento hasta llegar al diseño actual. Valenziano Martínez hizo la prospección inicial en los ‘60, seguida de las primeras perforaciones con diamantina a cargo de Minera Aguilar entre 1964 y 1968. En los ‘70, Exploraciones Falconbridge avanzó con sondajes y cartografía, mientras que en los ‘90 Recursos Argentinos S.A. continuó con perforaciones de circulación reversa y diamantina. Entre 1996 y 1998, Grupo Minero Aconcagua S.A. realizó más sondajes y un estudio de factibilidad inicial. La última campaña, antes del freno legislativo, fue liderada por Coro Mining con 58 perforaciones entre 2006 y 2007.
A lo largo de estas seis décadas, el proyecto acumuló una inversión de US$62 millones solo en exploración y un total de 33.000 metros de perforación. Esta exploración, que finalizó antes de 2007, permitió identificar una mineralización de óxidos, enriquecidos y primarios, además de prefactibilizar el proyecto y lograr que se encuentre cubicado, siendo el único de este tipo en la provincia, más allá de Potasio Río Colorado, catalogado como no metalífero.
El freno de 17 años en la exploración, impulsado por el cambio en la legislación de Mendoza, fue lo que obligó al proyecto, que originalmente buscaba producir cobre metálico, a adaptarse al proceso de flotación para producir concentrado de cobre. Gran parte del mineral explorado corresponde a óxidos, los cuales solo pueden tratarse con lixiviación, un proceso no permitido bajo la legislación vigente, por lo que serán considerados lastre. El mineral sulfurado, explorado en menor medida, es el que permite avanzar con el diseño actual. Por esta razón, la vida útil inicial se proyecta en 16 años, aunque existe la posibilidad de extenderla con nuevas campañas de exploración.
Estructura corporativa e inversión
Minera San Jorge S.A. desarrolla la iniciativa, integrada por la compañía suiza Zonda Metals GmbH y Alberdi Energy de Argentina.
La inversión total que se estima antes de la factibilidad y la ingeniería de detalles asciende a US$559 millones. Esta cifra se desglosa en dos componentes clave: US$461 millones se destinarán directamente a la exigente etapa de construcción, mientras que US$81 millones financiarán la operación inicial.
Producción
El proyecto PSJ Cobre Mendocino proyecta un rendimiento sostenido y de largo plazo. La mina producirá unas 40.000 toneladas anuales de cobre fino, obtenidas a partir del concentrado.
El horizonte de operación inicial se establece en 16 años, con una significativa posibilidad de extensión que eleva la vida útil hasta los 27 años. Las proyecciones más ambiciosas indican que el proyecto alcanzará hasta 70.000 toneladas de cobre durante el segundo año de operación.
Detalles técnicos
El yacimiento se ubica dentro de la Estancia Yalguaraz, donde el proyecto trabaja sobre 9.984 hectáreas de concesiones. Geológicamente, corresponde a un sistema porfídico que alberga sulfuros y óxidos de cobre y oro. La ley media de mineral de cobre se sitúa en 0,47%.
La operación minera se concibió para ser a cielo abierto, e implementa un secuenciamiento productivo estructurado en cinco fases. La ingeniería del proceso incorpora una planta concentradora con capacidad para procesar 10 Mt/a. El circuito metalúrgico abarca trituración, molienda, flotación y filtrado, pasos diseñados para optimizar la extracción. El producto final será un concentrado seco, que presentará un contenido del 25% de cobre junto a trazas de oro. Las pruebas de laboratorio confirmaron eficiencias de recuperación elevadas: 90% para el cobre.
Gestión de residuos
Para el manejo de residuos, la planta implementará un depósito de colas que utiliza la tecnología de colas espesadas, alcanzando un 67% de sólidos. Esta técnica minimiza el volumen de agua residual y optimiza la estabilidad del depósito, que tendrá una superficie de 216 hectáreas y una altura máxima de 79,2 metros.
Adicionalmente, el proyecto clasifica el material extraído en tres escombreras distintas -Baja Ley, Óxidos y Estériles- gestionando un volumen total de 292,3 Mt de forma diferenciada.
El abastecimiento de agua para el proceso proviene del arroyo El Tigre, mediante una captación tipo tirolesa. El consumo de agua que demanda el proyecto se estima en un máximo de 141 l/s.


























