El fundador de Global Lithium, una de las voces más influyentes de la industria, comparte un análisis sin filtros sobre la dinámica del mercado, el rol de China, el potencial de Argentina y el futuro de los vehículos eléctricos. Ex ejecutivo de FMC, supo tener una larga carrera en el entonces incipiente negocio del litio en 1990, y hoy ofrece a Panorama Minero una visión única sobre la evolución de la cadena de suministro global.
Una conversación a fondo que también aborda la dinámica de precios, la irrupción de los grandes capitales, la geopolítica y los factores clave para el desarrollo regional: “Creo que el éxito de Argentina dependerá en gran medida del mérito de los propios argentinos, que no hay que olvidar que vienen trabajando en el litio desde 1997”.
Por Agustín López Muñoz
Communications Manager, Panorama Minero
¿Cómo ves la situación actual del mercado del litio y cuál es tu sentimiento personal en esta fase bajista que experimenta el sector?
Diría que mi sentimiento actual es de paciencia. Sé que esta fase va a pasar, ya la he visto antes. En lugar de frustrarme, como siempre digo, trato de analizar qué es lo que está sucediendo. Respeto lo que ha hecho China, aunque algunas de sus acciones han dificultado el desarrollo de proyectos. Han tenido un impacto negativo en aspectos ESG, debido a los subsidios aplicados a activos de litio de baja calidad y alto costo. Pero en su modelo eso funciona, porque tienen el control de esos activos, y con un esquema verticalmente integrado pueden operar con pérdidas para mantener bajo el costo promedio del litio que compran.
Por ejemplo, si producen 100.000 toneladas a alto costo, pero logran mantener el precio bajo, pueden comprar las otras 300.000 toneladas en el mercado global a menor precio. Tiene sentido para ellos. El mundo tiene que aprender a lidiar con este entorno, y esta fase también pasará.
¿Qué esperás que pase próximamente en la industria del litio, considerando la situación del mercado?
Hablando de ciclos, creo que sí, que va a suceder otro ciclo. Algunos dicen que nunca más veremos los US$80.000 por tonelada. Yo nunca pensé que íbamos a ver US$80.000 la primera vez, ni siquiera US$40.000. Y sin embargo, pasó. Lo importante es entender que cuando el precio subió a US$80.000, el déficit no era tan grande, solo unos pocos puntos porcentuales. Y cuando colapsó, tampoco había un gran exceso de oferta.
Este sigue siendo un mercado pequeño. Crece rápido, pero comparado con el hierro o el cobre, sigue siendo diminuto. Por eso la volatilidad va a continuar. Creo que habrá ciclos, y que el próximo podría ser más largo. Esta baja prolongada se debe a que entró muchísimo dinero al sector muy rápidamente. En el caso de China, invirtieron en activos que ya conocían desde hace décadas, como los yacimientos de lepidolita, pero que antes no tenían sentido económico.
En África, hay una realidad inesquivable y es que se moviliza rápidamente a mineros artesanales para trabajar. China explotó esa situación, y uso la palabra ‘explotar’ en el sentido más negativo posible.
¿Cómo juega la tensión entre ESG y la necesidad de bajos costos en este contexto?
El mundo también tiene que decidir qué está dispuesto a tolerar. A la gente le gusta hablar de ESG, pero al mismo tiempo quiere baterías y autos eléctricos baratos. Y ahí hay un equilibrio, que creo que se ha desbalanceado hacia el lado negativo. Aun así, tenemos que lidiar con la realidad tal como es. Yo estoy esperando pacientemente que el mercado se corrija, y lo hará. Si fuera lo suficientemente inteligente para saber exactamente cuándo, ganaría mucho dinero. Pero no lo soy. Esa es sólo mi visión.
¿Cómo analizás el rol de China en el control del mercado y del precio?
Esto es algo que siempre dije, aunque muchos no estén de acuerdo: China controla la mayor parte de la capacidad de procesamiento de hard rock (o litio en roca dura) y también parte de la capacidad de procesamiento del carbonato de salmuera, pero depende de Australia, Argentina, Chile y África para obtener la materia prima. Si China pudiera hacer todo eso dentro de sus fronteras, lo haría. Pero esto no es como el caso de las tierras raras, donde sí tienen una posición dominante incuestionable.
En el caso del litio, cabe preguntar: ¿por qué las empresas chinas están invirtiendo fuera de China? Porque hay que reconocerles el mérito: Ganfeng invierte en Argentina desde hace años, al igual que en Australia Occidental. Tianqi también. China apostó por esto hace más de 20 años, cuando Hu Jintao seleccionó ciertas industrias estratégicas y les dio respaldo estatal. El sector energético fue una de ellas, y eso derivó en la cadena de suministro de baterías de ion-litio. Por eso BYD está donde está. Por eso CATL es lo que es hoy. Pero no hay que equivocarse: su modelo ha sido subsidiar masivamente esas industrias. Puede no gustarte, pero no podés frenarlo. Tenés que competir con eso.
¿La situación geopolítica, como el conflicto en Medio Oriente, puede afectar los fundamentos de largo plazo de este tipo de industrias “volátiles”?
Primero, seamos claros: no estamos hablando de una guerra. En Estados Unidos, la palabra “guerra” es fuerte. Dicho esto, desde Clinton en adelante, todos los presidentes han estado en medio de ataques de este tipo, así que no es algo nuevo. Es una parte más del panorama de la política internacional que ha sucedido en distintos momentos de la historia.
Creo que lo más relevante ahora es la situación con China y los aranceles. Hay mucha incertidumbre. Pero soy un hombre grande, ya viví esto varias veces. Estoy hablando con un joven, pero también con un argentino, que ha visto mucha volatilidad política. Probablemente los jóvenes estén mejor preparados para tolerarla.
No creo que las situaciones propias del contexto actual tengan un impacto directo en el mercado del litio. Solo lo tendría si escala al punto de generar una recesión. Y eso sí afectaría: bajaría la demanda, frenaría el financiamiento para sistemas de almacenamiento de energía (ESS), y golpearía el mercado de vehículos eléctricos o EVs. Pero sinceramente, no veo que eso ocurra.
¿Qué hay detrás del ingreso de grandes capitales como Exxon, Chevron o Equinor en el litio?
Ese es el gran cambio. Hace diez años, Albemarle era la mayor empresa en el sector, y no es una compañía grande en términos globales. Ahora tenés actores con balances enormes, que si deciden entrar, no les importa si el precio está en US$8.000 o US$28.000. Si toman la decisión estratégica, van a hacerlo. Así que el gran cambio en la industria es que llegaron los grandes capitales.
¿Qué pasa con las empresas chicas? ¿Tienen futuro?
No creo que desaparezcan. El modelo va a ser como antes: las juniors buscan ser adquiridas. Lo que cambió es que ahora hay compradores. Hace diez años ya decía que las petroleras eventualmente iban a tener que entrar. Y ahora están acá.
¿La industria se va a concentrar más aún?
Siempre estuvo concentrada. Cuando empecé, había solo dos compañías occidentales. Después, en China fue fácil conseguir financiamiento para plantas de conversión, pero la materia prima sigue en pocas manos. ¿Se va a concentrar más? Probablemente. En un mundo con 3 millones de toneladas de litio, como dije en LinkedIn hace unos cinco años, los “big three” se convertirán en los “big six”, o quizás los “big eight”.
¿Qué rol puede tener Argentina en este contexto de cambio?
El momento de Argentina finalmente llegó. Ahora hay capitales dispuestos a invertir, y está todo el mundo presente: los chinos, los australianos, los estadounidenses. Chile no tiene eso. Chile sigue con SQM, Albemarle, y algunas discusiones. Incluso con Codelco siendo empujada a asociarse con SQM. En cambio, Argentina es hoy ese “nuevo lugar” en el mapa global del litio.
¿Qué opinás sobre Brasil como nuevo jugador, y qué advertencias harías?
Brasil tiene gran potencial. Sigma ha hecho un buen trabajo. Pilbara compró Latin Resources. Pero mi advertencia es: construyan capacidad de conversión en Brasil. Probablemente puedan hacerlo a bajo costo o crear un polo fuera de China. Porque mientras desarrollen capacidad para extraer espodumeno sin construir plantas de conversión, el único cliente será China.
¿Cómo ves el mercado de autos eléctricos en EE.UU.?
En EE.UU. nos gusta manejar distancias largas. No somos pacientes. Pero veo más EVs todos los días. Incluso cuando paseo a mi mascota por la mañana, lo que más se ve son los Tesla Model 3. Es algo a lo que uno se va acostumbrando. Y sí, las ventas no están creciendo como se proyectaba, pero hubo una transición hacia los híbridos. La gente se adapta a este cambio. Muchos de los que compraron un Tesla, un GM o un Ford se dieron cuenta de que un EV es suficiente.
El problema del cargador no es tan grave, aunque no tengamos la infraestructura necesaria dentro de los Estados Unidos. La mayoría no maneja cientos de kilómetros por día. Y aunque la prensa estadounidense a veces pinta todo negativo, el mercado global sigue fuerte. Europa y China son más importantes que EE.UU. en esta historia.
¿Y la industria del litio dentro de EE.UU.?
Thacker Pass está avanzando en presupuesto y cumpliendo hitos. Hace pocos días testifiqué ante la Comisión de Petróleo y Gas de Arkansas, y Standard Lithium logró aprobar sus regalías. Exxon también. Arkansas está avanzando. Vamos a ver proyectos en Texas. Creo que la cuenca de Smackover se convertirá en una verdadera provincia litífera. Y los actores tienen el capital para hacer lo que quieran. Solo necesitamos que el DLE se demuestre viable para liberar ese potencial.