Una remota isla situada en el extremo norte, prácticamente deshabitada, comienza a generar interés a nivel internacional ¿Una jugada estratégica como el caso de Alaska en el siglo XIX?
Por Panorama Minero
Un territorio prácticamente desconocido, una gran isla localizada en el extremo norte del mapamundi, prácticamente inhabitada y con un clima extremo, Groenlandia no dejaba de ser una curiosidad geográfica. Pero esa curiosidad en formato de isla gigantesca situada entre el océano Atlántico y el océano Ártico, con una superficie de 2,175 millones de km2 y una población de tan solo 56.800 habitantes a 2023, comienza a ganar espacio en los titulares de todo el mundo.
A fines de los ’70 Dinamarca le otorgó la autonomía a Groenlandia, donde el país europeo ha contado con una presencia de más de dos siglos. El año 2008 fue testigo de un paso adicional: el país escandinavo cedió la mayor parte de sus competencias al gobierno local.
Localización estratégica y materias primas críticas
Desde el inicio de su segundo mandato, el presidente Donald Trump ha dado a conocer el creciente interés de que Groenlandia pueda formar parte de la esfera de influencia de EE.UU. a través de una compra. No se trata de algo nuevo: ya en su primer mandato Trump había mostrado interés en esta inhóspita isla.
¿Qué ofrece Groenlandia? Localización estratégica y relevancia económica. En el primer caso, una presencia más sólida de EE.UU., particularmente en el acceso al océano Atlántico. De la mano de Alaska, ya posee una importante presencia en la salida hacia el océano Pacífico.
En el campo económico, los EE.UU. han identificado la presencia de 43 de las 50 materias primas que considera críticas: tierras raras, níquel, niobio, grafito, cobre son solo algunos ejemplos de los minerales esenciales que la principal economía del mundo se ha propuesto para asegurar su andar económico.
Ejemplo por excelencia, el acceso a Groenlandia permitiría a EE.UU. descomprimir su dependencia de China en lo que a tierras raras refiere: el país más poblado del planeta controla el 70% de la producción mundial, así como el 48% de las reservas. El USGS (United States Geological Survey) informa la presencia de 1,5 MT de tierras raras en Groenlandia como reservas: a pesar de representar poco menos del 2% global, no deja de ser una cifra estratégica.
Clima extremo y falta de infraestructura han atentado el desarrollo de los recursos mineros de Groenlandia, aunque el cambio climático está permitiendo el arribo de empresas mineras para investigar el subsuelo con mayor detalle.
¿Replicar el ejemplo de Alaska?
En 1867, el gobierno de EE.UU. le compró Alaska al por entonces Imperio Ruso, en una jugada considerada de muy poca relevancia en aquel momento: los US$7,2 millones abonados hace más de 150 años (US$162 millones actuales, según The Economist) son una referencia histórica en cuanto a jugadas geopolíticas de éxito. Una potencial adquisición de Groenlandia podría encajar en ese mismo concepto, aunque es preciso informar que una operación de esta magnitud sería decidida únicamente por Groenlandia, país donde más de un 85% de su población está conformada por los Inuits, un pueblo originario.
Como resaltó el Dr. Felipe de la Balze en el Seminario Internacional Argentina Oro, Plata y Cobre, organizado por PANORAMA MINERO en diciembre pasado, “la globalización que todos conocemos se está fragmentando, y los resultados de 40 años de libre comercio muestran la gran dependencia de EE.UU. de productos y soluciones provenientes de China en campos específicos como medicina y soluciones en materia militar. Esto no significa que la globalización termine, sino que cambiará, con cierto toque hacia el siglo XIX, con la presencia de esferas de influencia de distintos países que competían entre sí, como los casos de Gran Bretaña, Francia, Alemania, EE.UU. y Japón, cada uno poseedor de cierta globalización, con cierta preferencia particular para comerciar con ciertos países”.
Final abierto para Groenlandia y sus recursos minerales.