En la antesala de Arminera 2023, Franco Mignacco, la máxima autoridad de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, dialogó con Panorama Minero sobre la coyuntura nacional y las repercusiones que genera en la minería la ajustada situación económica local e internacional.
Por Panorama Minero
¿En qué medida es posible conciliar las dificultades macroeconómicas de Argentina con el desarrollo minero y la llegada de nuevos capitales? ¿Cómo observa el «humor» del sector inversor en base a las últimas misiones comerciales?
Las dificultades del país repercuten de lleno en el sector y generan inconvenientes en las operaciones. En particular, seguimos con preocupación los temas derivados de la situación cambiaria. A esto, se suma un contexto donde lo que se produce se liquida a valor dólar oficial, pero en cuanto a costos, el acceso a bienes y servicios se ve recargado con una inflación en dólares. Este tipo de cuestiones sin dudas perjudica la extensión de la vida útil de los proyectos, en particular los que hoy están más maduros, y por tanto, con menores márgenes de rentabilidad.
A nivel internacional también hay un escenario de alta volatilidad de los precios de los metales, que incluye a los valores del litio, que reaccionaron a una desaceleración de la demanda de vehículos eléctricos.
Esto lo explico para que se entienda que –ante escenarios complejos internos y externos- es cada vez más necesario ser capaces de sostener un contexto de reglas claras que nos fortalezca al momento de competir por las inversiones con otros países. Las empresas tienen en cuenta las ecuaciones actuales y también la posibilidad de poder desarrollar proyectos acordes a un plan de negocios. La minería es una industria de grandes inversiones. Tenemos proyectos, como los de cobre, con inversiones que rondan los US$4.000 millones. Y los de litio, con unos US$600 millones de inversiones necesarios. Para las empresas, es difícil avanzar cuando se plantean incertidumbres o situaciones no esperadas, como por ejemplo la posibilidad de que se avance en medidas que impacten negativamente en la industria.
Por eso, es fundamental que quienes gobiernan comprendan la potencialidad del sector si se lo acompaña adecuadamente. Pensemos que Chile exporta alrededor de US$60.000 millones al año en minerales. Si lográramos acercarnos a cifras de esa magnitud, el país podría tener una matriz productiva más diversa y esto le permitiría contar con una mayor certidumbre económica, incluso en los años de sequía, que en la actualidad tanto impactan en el país.
La Cámara ha referido en distintos comunicados a la problemática ligada al acceso a importaciones. ¿Cuánto se ha complejizado esta situación en los últimos meses y qué solución propone la minería entendiendo que es un tópico que involucra a todos los sectores productivos?
Efectivamente, venimos arrastrando problemas en las importaciones desde el año pasado, y a pesar de los esfuerzos y el trabajo colaborativo con el Estado, esto no ha podido ser resuelto. Esta problemática genera complicaciones a diario. Para nuestra industria, es esencial saber que podremos acceder a los insumos para producir, y que conseguiremos continuar con la construcción de las ampliaciones y los nuevos proyectos.
Como solución, lo que proponemos es que se sostenga y estimule la producción minera. Es una cuestión lógica: La minería solo importa un 10% de lo que genera, por lo que es una fuente de divisas para el país. De hecho, es una de las tres únicas industrias que genera ingreso neto de dólares. Es una solución de mediano y largo plazo, pero es concreta y real.
Por otra parte, también quisiera destacar que la industria lleva un largo camino recorrido trabajando por la consolidación de la cadena de proveedores locales. Tanto es así que el 80% de las compras de bienes y servicios ya se realizan en el país. Por eso, debe entenderse que cuando se solicitan importaciones se trata de bienes e insumos que no pueden ser sustituidos y que son esenciales para poner los yacimientos a producir.
¿Cuánto influye el escenario político en un año de elecciones? ¿Es un tema que genera incertidumbre o preocupación en el sector empresario por el mantenimiento de las reglas del juego?
La nuestra es una industria que siempre mira el largo plazo, por la naturaleza de sus tiempos productivos. Por eso, a lo largo de la vida de los proyectos suelen continuarse distintos gobiernos. Lo que necesitamos realmente es un plan de desarrollo consensuado, que permita trazar un rumbo y sostenerlo para no terminar siendo rehenes de las coyunturas. Sabemos que esto resulta, porque herramientas como la Ley de Inversiones Mineras han permitido en su momento el desarrollo de la industria en el país. Si logramos generar ese tipo de certidumbre en temas legales e impositivos lograremos impulsar la puesta en marcha de más proyectos.
¿Qué desafíos tiene pendiente desde su posición al frente de la principal cámara de empresas mineras de Argentina? Independientemente de su continuidad o no en el cargo, ¿qué espera haber logrado al culminar su primera gestión en CAEM?
En tiempos complejos, para el sector y para el país, el principal objetivo es lograr que la industria mantenga su producción y pueda seguir creciendo. Lo digo pensando en las empresas mineras, pero también en los más de 90.000 trabajadores que dependen del sector. Pensando en las pymes proveedoras de la industria, que han hecho grandes esfuerzos para poder cumplir con los estándares de calidad mineros, y pensando en el presente y futuro de nuestra Argentina.
Yendo a los temas más puntuales de la gestión, espero haber cumplido el objetivo de tener una Cámara – y un sector minero- fuertemente relacionado con otros actores, especialmente de sectores productivos. Para esto, venimos tejiendo redes de trabajo con organizaciones aliadas. Podemos mencionar, entre otras, el trabajo junto al Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) -conformado por las cámaras empresarias que integran el G-6, la CGT y la UOCRA-. También estamos coordinados con la Unión Industrial Argentina (UIA), con la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y con el Centro Argentino de Ingenieros (CAI), por mencionar algunas instituciones. Esto nos ayuda a darle más peso a la voz del sector y a crear mayores espacios donde se hable de minería.
Esto es parte de un trabajo continuo, que abarca también cuestiones como la capacitación, el impulso a la calidad productiva, la generación de herramientas de medición y la continuidad de las iniciativas de sustentabilidad y transparencia.
Se aproxima una nueva Arminera, esta vez en La Rural. ¿Qué esperar del 25° aniversario?
Sobre esta nueva edición, será una Arminera más que interesante porque tiene actividades pensadas para el sector, pero también para quienes no conocen tanto de minería. En este sentido, podemos destacar que tendremos un espacio coordinado junto con IDEA, que contará con la participación de CEOs de mineras, destinado a CEOs de otras industrias. Es una forma de ampliar la comprensión del sector y de generar las sinergias necesarias para que todas las industrias nacionales nos potenciemos.
También estará la Convención de Materias Primas entre la UE y LATAM. Habrá actividades académicas de excelente nivel y exposiciones y charlas que esperamos sean disruptivas y nos ayuden a pensar la minería con nuevas miradas.
Tenemos muchas expectativas porque será la primera Arminera posterior a la pandemia, y en un nuevo escenario, el icónico predio de La Rural. El equipo de CAEM, junto al de Messe Frankfurt, están trabajando mucho para estar a la altura de las expectativas generando una feria que permita hacer buenos negocios y también generar nuevas ideas.