Recorrimos las instalaciones de una de las oficinas de Finning Argentina, ubicada en la zona norte de Buenos Aires, y conversamos con Germán Wilson, su vicepresidente de Operaciones y Country Manager, sobre la actualidad del sector de proveedores en el país, las bondades del presente minero y los compromisos de la empresa con Argentina. En la minería local, casi el 70% de los equipos son Caterpillar.
Por Panorama Minero
La dinámica productiva y de los mercados se encuentra atravesada por múltiples factores que alteran su funcionamiento. ¿Cómo analizan estos desafíos que abre la situación económica local y las cuestiones relacionadas a la política internacional?
Atravesamos una situación muy particular y es posible que la problemática internacional y la local puedan interferir en el ritmo de actividad y crecimiento. Sin embargo, en lo que tiene que ver con el desarrollo de proyectos, y más allá de las contingencias particulares que tiene el mundo económico en estos momentos, vemos un potencial y una perspectiva significativa para la minería. Cuando uno observa las tendencias globales, se percibe un importante crecimiento con demanda al alza, como hasta hace muy poco tiempo vimos en el caso del cobre, y esto de alguna manera brinda señales de actividad que son relevantes. En este sentido, creo que hay que distinguir el potencial per se de la industria y la contingencia específica a la cual nos tendremos que enfrentar para maximizar ese potencial.
Dicho esto, en la industria minera se han empezado a consolidar una serie de avances tecnológicos que empiezan a cambiar paradigmas en la operación. Cuando extrapolamos esto a Argentina, aquí todavía no se trabaja con el tamaño de equipos y tecnología que hay, por ejemplo, en Chile o Australia. Es una brecha interesante para avanzar y un camino pendiente que el país puede encarar para seguir consolidando su minería. En adición, y profundizando en el rol de la industria a nivel nacional, de la misma forma que vemos potencial en Chile con una serie de proyectos que van en proceso de desarrollo o incremento de capacidad, Argentina también va por ese mismo camino. En San Juan, por ejemplo, queda más que demostrado este avance con emprendimientos que hace tiempo no terminaban de arrancar y hoy muestran señales más claras sobre su futuro.
Germán Wilson, vicepresidente de Operaciones y Country Manager
La demanda de equipamiento y los indicadores sobre la capacidad instalada sirven para evaluar el estado de la industria. ¿Qué observaciones poseen sobre el ritmo de actividad minera en Argentina y cuáles regiones registran mayor crecimiento?
En el caso de Argentina se observa un claro crecimiento con una demanda que va en aumento y que genera cuellos de botella muy marcados. Uno de ellos es la necesidad de mano de obra especializada, que no será suficiente para soportar la puesta en marcha de los grandes proyectos que asoman en el país.
El segundo punto, desde una mirada de proveedores, tiene que ver con las capacidades de reparación y construcción en regiones cercanas a las locaciones mineras para poder soportar estos potenciales crecimientos en el propio territorio donde se emplazan los proyectos. Los proveedores tenemos aquí muchos espacios de mejora y a medida que crezca la actividad creo que se van a ir concretando grandes avances en la materia porque vamos a tener que acompañar ese despliegue con nuevas soluciones y una mayor eficiencia.
En paralelo, también hay que pensar en los insumos que se necesitarán para soportar la gran cantidad de flotas de maquinaria requerida. San Juan es un polo significativo, pero también en el noroeste argentino vemos un gran crecimiento a partir del litio. Es el momento ideal para trabajar junto a las mineras y las oficinas públicas para hacernos cargo de estos cuellos de botella.
¿Qué otras complicaciones se presentan desde el área de proveedores en el país? ¿Cómo los afectan temáticas tales como el acceso a importaciones?
Se trata de un desafío significativo. La posibilidad de soportar el flujo de actividad que demandan nuestros clientes precisa de un acceso eficiente a las importaciones. Cada vez que tenemos falta de disponibilidad de repuestos significa que hay equipos detenidos, producción que se frena. Cada hora que un camión se encuentra parado se traduce en pérdidas de cientos de miles de dólares que impactan a su vez en las arcas fiscales con impuestos que finalmente no se recolectan.
Asimismo, creo que hay que trabajar fuertemente para explicar lo que hacemos. Muchas veces existe una visión de que el repuesto es una importación que no necesariamente agrega valor. Pero un dólar en repuestos para la reparación de un camión minero, por ejemplo, sustituye tres dólares de un producto terminado que se tendría que comprar.
Otro aspecto que estamos viviendo, como señalé previamente, es la escasez de técnicos. Estamos trabajando fuerte en la capacitación de nuevos profesionales porque serán parte clave de ese desarrollo del que se habla. Si agregamos a esto que la escala de la minería en Argentina tiene un gran potencial a futuro, significa que hay equipos nuevos que no existen en el país que van a tener que ser mantenidos y para los cuales vamos a tener que desarrollar nuevas capacidades.
En relación a innovación y nuevos equipos, ¿qué aspectos podría incorporar Argentina para dar el salto tecnológico?
Los temas de escala de operación son los que más influyen. No hay un proyecto greenfield en Argentina hace mucho tiempo, entonces las tecnologías que se utilizan han ido quedando atrás. Lo más disruptivo hoy por hoy es la autonomía, la capacidad de tener una flota de camiones autónomos que se interrelacione desde un punto de vista de productividad con la construcción de la mina y su seguridad. Esta es una tecnología que se viene adoptando de manera potente y aquí estamos llegando a un punto de inflexión en el cual se va a tener que debatir próximamente la implementación de estas soluciones. Del mismo modo, pensamos que las flotas sobre las 300 toneladas van a ser una realidad en el futuro cercano, básicamente por la magnitud de proyectos que presentan regiones como San Juan, donde se prevén grandes volúmenes de producción.
¿Qué importancia estratégica juega Argentina para la compañía?
En Finning estamos muy comprometidos con Argentina y el desarrollo no sólo minero sino de todas las industrias que serán centrales en el crecimiento económico y social del país. Por ello trabajamos en consolidar nuestras capacidades y la presencia local como uno de los puntos centrales de nuestra estrategia.
En ese sentido, estaremos inaugurando en agosto un centro de reconstrucción de componentes y capacitación de personal en San Juan, ya que creemos que son actividades fundamentales para soportar el negocio minero y permiten el acceso a soluciones con precios competitivos, el agregado de valor a nivel local, la generación de empleo con proveedores; mientras que también nos permiten atender un contexto de escasez de equipos en una coyuntura donde todas las marcas manufactureras están atravesando problemas de disponibilidad.