La consultora PwC publicó su informe Mine 2018, un documento indispensable para observar el panorama de la gestión operativa, económica y financiera de las 40 principales compañías mineras por capitalización de mercado. Esta edición de Mine, titulada Tempting Times (Tiempos Tentadores), invita al lector a observar no solo el presente, sino a aventurarse en el futuro cercano de los 40 grandes, organizaciones que marcan la tendencia de toda la industria minera.
Todas las variables económicas y financieras recopiladas en Mine 2018 demuestran desempeños excelentes, con el consiguiente impacto en el ánimo de la industria. El vector detrás de este cambio altamente positivo en la situación general de las empresas más importantes es la recuperación del precio de los minerales y metales, acompañado fuertemente por el crecimiento de las principales economías mundiales, tanto países consolidados como aquellos en vías de desarrollo. Todo ello se ha conjugado para sanear los estados financieros y elevar el grado de liquidez de los 40 principales grupos mineros mundiales. De esta manera, están frente a un horizonte que les otorga cierta flexibilidad para actuar en el corto y mediano plazo.
Lo primero que han hecho las empresas analizadas es “ordenar la casa”. Es por ello que Mine 2018 recopiló una aprobación limitada de nuevos grandes proyectos, así como gastos de capital por un total de US$48.000 millones, el menor desde 2006. En consonancia con lo indicado precedentemente, los desempeños productivos generales permanecieron amesetados.
Es en este punto donde se presenta una disyuntiva para las empresas mineras: ¿Apostar por nuevos activos para aumentar la producción, o cosechar los frutos de los beneficios provenientes de la recuperación de la industria minera? La respuesta tiene que ser un equilibrio entre los dos componentes de la pregunta formulada: el PBI mundial tiene un horizonte de crecimiento aún mayor para los próximos años, solidificado en las expectativas de las principales economías. De la misma manera, los distintos grupos de interés tratarán de sacar ventaja de los beneficios económicos en la medida en que se vayan generando.
Por lo tanto, el futuro cercano de la industria minera será –en el corto y mediano plazo- la apuesta por activos selectivos. Y con ello referimos a cuerpos minerales con excelente geología enmarcados en un entorno favorable para el inversor. Por el momento, es difícil asegurar un súper ciclo como el de la década pasada, pero existen bases sólidas de crecimiento en el horizonte. Y Argentina tiene que estar preparada para este nuevo salto: su potencial geológico está entre los más destacados a nivel global y cuenta con excelentes recursos humanos. Es por ello que es preciso profundizar, aún más, las políticas de estado tendientes a la atracción de inversiones mineras. Es evidente que no habrá presupuesto suficiente para la gran mayoría de los proyectos mineros mundiales, por lo que nuestro país tendrá que revalidar su compromiso con la industria minera, que permita el arribo de capitales y la ejecución de proyectos, con la consiguiente puesta en valor de los recursos y los beneficios para las economías regionales.