Lo dijo
Soraya Cual, joven de Gan Gan y descendiente de los pueblos originarios de la
Meseta que sumó su voz a la de aquellos habitantes que piden por la generación
de oportunidades en la región.
Como parte de las expresiones provenientes de la Meseta del Chubut que reclaman
por la generación de oportunidades en la región, Soraya Cual, joven oriunda de
Gan Gan, habitante de la Comuna Rural y descendiente de la comunidad originaria
de la región, sumó su voz y describió la dramática situación de la zona. En
particular puso hincapié en los jóvenes, que deben emigrar a localidades más
pobladas para trabajar o estudiar.
Soraya Cual nació en Gan Gan, donde vivió 24 de sus 27 años. Esos tres años
restantes estuvo en Trelew, donde comenzó a estudiar un profesorado en nivel
primario que debió abandonar. Luego, su perseverancia hizo que pudiera egresar
como psicóloga social en la Fundación Tehuelche, también en Trelew, donde viajó
periódicamente, durante 400 kilómetros cada vez, para rendir exámenes.
Madre de un bebé, Soraya, su madre y uno de sus hermanos viven en Gan Gan. Su
otro hermano vive en Esquel, una de las localidades más pobladas de Chubut a
donde los jóvenes de la Meseta deben viajar para tener un futuro.
Desocupación
“Durante los años que estuve viviendo en Gan Gan siempre hubo problemas con el
tema del trabajo”, dijo Soraya, quien entre 2014 y 2015 trabajó en el Colegio
Secundario 7.723 que Gan Gan tiene desde hace pocos años.
“Fue secretaria organizadora, pero el contrato caducó y no pude conseguir más
trabajo. Por eso me decidí a seguir estudiando. Y anduve por todas las
instituciones de la localidad repartiendo currículums”, describió.
“La situación es difícil no solo para mí sino para el resto de los jóvenes. La
mayoría está desocupada. Otros se tienen que ir a otros lugares a trabajar, a
estudiar y capacitarse. Aquellos que dependen de la Comuna tienen contratos de
poca plata, de 2.500 pesos o 4.000, que no alcanzan hoy”, indicó.
Aseguró que los habitantes del lugar en general trabajan en reparticiones
públicas. Y otros sobreviven con ayudas sociales. “Con eso se sustenta la
gente. Está muy complicado acceder a un trabajo, aun teniendo en estudios”,
aseguró.
Si bien las medidas tomadas a nivel nacional y provincial por la pandemia del
coronavirus agravaron la situación, sostuvo: “Desde que tengo noción, el
trabajo siempre fue muy escaso. No solo afectó la pandemia”.
Gan Gan tiene actualmente “entre 1.200 y 1.500 habitantes”, estimó Soraya.
“Muchos somos jóvenes. Pero la mayoría se fue a Trelew o a Esquel”, como por
ejemplo el caso de uno de sus hermanos y sus primos, que “tuvieron que irse a
trabajar o a estudiar”.
En este contexto, Soraya avizora que “la solución sería que desde el Estado se
gestione para que haya trabajo, que se genere desde empresas privadas que
sabemos que se quieren instalar”.
“Creo que hay muchas personas interesadas” en que eso ocurra, afirmó. Y agregó:
“Es respetable la opinión de cada uno de los habitantes. Creo que para que los
jóvenes podamos acceder a una oportunidad es importante que se pueda llegar a
un acuerdo. Es la única manera de que podamos tener un trabajo digno”.
“Queremos decidir”
Si bien
dijo que no pudo participar de la primera manifestación de localidades de la
Meseta bajo el lema “Queremos decidir” que se realizó el mes pasado, adelantó
que este jueves sí será parte.
Y lo fundamentó en que “no hay que ser egoísta e individualista. Todos estamos
pasando por la misma situación, pero afecta mayormente a las personas que no
pueden tener un acceso digno a oportunidades”.
“Sé que hay personas que están en contra, generalmente del Valle, de Trelew, de
Madryn y también las hay en la comunidad y alrededores. Respeto sus opiniones,
pero sería bueno que se respeten las nuestras, principalmente como pobladores
de la Meseta”, dijo sobre los sectores que se oponen a un desarrollo de la
región.
“Estaría bueno que vean y sepan cómo se vive. Creo que hay que estar en el
momento y en el lugar para ver lo que está sucediendo en la Meseta. En muchos
casos opinan, pero no viven”, dijo.
Y describió: “Estamos abandonados en muchas cosas. Mi mamá trabaja en el asilo
de ancianos de la localidad. Han hecho marchas y protestas y no obtienen
respuestas. Estamos abandonados a nivel individual y a nivel colectivo”.
“Entiendo que algunos tienen sus fundamentos para estar en contra, pero estaría
bueno que vivan lo que vivimos nosotros en la Meseta”, cerró.