A un día del inicio de Arminera, el presidente de CAEM, Roberto Cacciola, trazó un diagnóstico del presente minero: desde las implicancias del RIGI y el desarrollo de los distintos minerales, hasta los desafíos en infraestructura, comunicación y el entramado de proveedores que sostiene al sector.
Por Panorama Minero
¿Argentina se encuentra en un punto de inflexión único en materia minera, diferente a los hitos ocurridos en los últimos 30 años?
Todos sabemos que hemos tenido etapas eufóricas en el pasado que duraron poco tiempo. La sanción de la Ley de Inversiones Mineras fue un hito en su momento, allá por los ’90, con varios proyectos que fueron para adelante. Pero también sabemos que en 2007 se produce un quiebre con decisiones de incumplimiento que no han sido resueltas.
Hoy tenemos una nueva etapa con coincidencias y diferencias respecto a hace 30 años. Entre las coincidencias, hay un deseo fuerte de llevar adelante una industria que Argentina mostraba como un sector con mucho futuro y que no se había aprovechado previamente. Aparecieron Bajo la Alumbrera, FMC con su proyecto Fénix, Cerro Vanguardia y otros de menor envergadura. Entre aquel gobierno y el actual se definió que había que impulsar la minería. En el medio, tuvimos todos los vaivenes macroeconómicos y dificultades, con excepciones como Veladero y Cerro Negro.
Hoy se renueva la esperanza a partir de definiciones macroeconómicas en un periodo más complicado que el de los ’90, con una definición clara del Gobierno de no gastar más de lo que ingresa, y un mecanismo que complementa positivamente como el RIGI.
En cuanto a las diferencias, hoy tenemos proyectos de litio que en los ’90 ni se visualizaban masivamente, más allá de FMC. También contamos con la consolidación técnica de proyectos de cobre, que algunos ya se conocían, pero que ahora han tomado otra envergadura.
Hoy contamos con una oportunidad un poco mayor a la de los ’90. El mensaje es que esta vez va en serio, que sea constante y permanente, con seguridad jurídica ante todo, y que seamos más competitivos para que los inversores tomen las decisiones que esperamos.
El levantamiento del cepo a las personas, próximamente a sociedades, sumado al RIGI, ¿son los disparadores que faltaban? ¿O queda algo más aún pendiente?
La sanción del RIGI fue una medida muy esperada, y esta liberación paulatina de la economía ayuda muchísimo. Tenemos que entender que este es el camino normal, el que transitan los países que quieren recibir inversiones.
Argentina tiene muchas ventajas respecto a países que desarrollaron antes su minería. El hecho de que busquemos mayor previsión y seguridad nos pone en igualdad de condiciones para competir.
Y tenemos que aprovechar esas ventajas, ya que los proyectos actuales irán adelante con altos estándares ambientales y sociales, sin minería ilegal como sí ocurre en otros países.
Si se concatenan las medidas del Gobierno y se estabiliza la macroeconomía, estaremos frente a elementos centrales para que, de una vez por todas, tengamos una minería con una fuerza impresionante.
¿Cuánto contribuye la coyuntura internacional y la geopolítica para el desarrollo minero de Argentina?
Hay ventajas competitivas y también desafíos. Entre las primeras, Argentina es el único país que ofrece seis proyectos de cobre de clase mundial en un contexto de déficit de oferta en los próximos 3 o 4 años.
Países tradicionalmente conservadores como los de la Unión Europea están llegando a Argentina, buscando insertarse luego de reclamos internos por no haber actuado antes.
Sin embargo, la incertidumbre global dificulta el acceso al crédito. Por eso, debemos mostrar que vamos por un camino serio y previsible, sin sorpresas regulatorias. La calidad de los proyectos que tenemos nos posiciona bien para ese desafío.
Una de las observaciones que se le realiza a la minería argentina es la infraestructura. ¿De dónde se financiarían caminos, ferrocarriles y energía, considerando que el Gobierno ha manifestado que no habrá apoyo?
El desarrollo de infraestructura debe ir en paralelo al avance de los proyectos, lo cual representa un desafío. Ante la definición del Gobierno, el financiamiento deberá provenir del sector privado y de negociaciones con las provincias.
Los acuerdos entre privados deberán contemplar que parte de esa inversión también beneficie a comunidades u otras industrias. Y que quien invierta recupere lo invertido no solo con fondos mineros, sino también a partir de una negociación colectiva lógica. Es un trabajo conjunto que requiere sentido común.
En los últimos tiempos ha ganado terreno la figura del denominado proveedor local. ¿Qué opinión tiene CAEM al respecto?
Desde CAEM venimos planteando tres conceptos clave: derrame económico más allá de las provincias mineras, foco en comunidades, y criterios lógicos (no privilegios).
El crecimiento de proveedores debe hacerse con lógica asociativa. Si un proveedor no puede cubrir todo un proyecto, debe asociarse. Programas demasiado rígidos de compre local pueden terminar en burocracia, privilegios o prebendas.
Debe haber regulación lógica y transparente. No podemos exigir porcentajes que sean incumplibles. Y si proveedores de países vecinos quieren participar, debe ser bajo condiciones claras: el trabajo prioritario es para los argentinos.
En el campo de los metales preciosos, Argentina cuenta con más proyectos en vías de cierre que nuevos desarrollos. ¿Qué medidas se toman para revertir este escenario?
Trabajamos con Nación y provincias. Hoy muchos proyectos subsisten gracias a los precios excepcionales del oro y la plata. Si tuviéramos los precios de 2022, la mayoría estarían cerrados.
Estamos frente a proyectos maduros, con menor ley y productividad. Por eso, necesitamos extender su vida útil con incentivos como el RIGI, promoviendo exploración tanto en minas actuales como en zonas aledañas.
El Secretario de Minería, Luis Lucero, está al tanto y preocupado por este tema. Estamos trabajando juntos para que esa preocupación se transforme en acción.
En una reciente entrevista por streaming, el presidente Javier Milei se refirió al uranio. ¿Se puede pensar en un desarrollo de los metales nucleares?
La política del Gobierno está, y el interés por el uranio es muy grande, con una suba de precios significativa.
Faltan decisiones de algunas provincias, pero estamos listos para colaborar. El uranio podría ser el quinto factor de la minería argentina, junto con litio, cobre, oro, plata y los minerales industriales.
¿En qué situación se encuentran los minerales industriales? ¿Cuáles son las perspectivas que observan?
La situación es muy compleja, sobre todo por la falta de obra pública. Algunos productores están con actividad del 20%-30%, y la subsistencia se dificulta.
Proponemos que se los considere parte de las economías regionales y se eliminen las retenciones. La recaudación fiscal por estas exportaciones no llega a los US$5 millones, pero el impacto para las empresas es enorme.
Trabajamos con la Federación de la Piedra, CEMINCOR, caleras y el sector de boratos para visibilizar esta situación y proponer soluciones.
¿Qué se ha logrado en materia de comunicación y qué queda pendiente?
La comunicación es un aprendizaje permanente. La clave hoy es que sea clara, corta y dirigida. Avanzamos con redes sociales, mostrando que la minería es clave para la transformación energética y el desarrollo local.
Las comunidades hoy son grandes comunicadoras, como vi recientemente en San Antonio de los Cobres, que ha cambiado notablemente.
Queda mucho por hacer, pero entendimos que toda iniciativa debe arrancar con un trabajo comunitario previo, no posterior.
¿Qué se espera para esta próxima Arminera? ¿Qué observan respecto a ediciones pasadas?
Contamos con más de 350 stands confirmados. En charlas, tendremos presencia de todas las provincias con autoridades mineras.
Participarán también la Unión Europea, el TSX (Toronto Stock Exchange), IDEA, la UIA, y se abordarán temas de infraestructura, innovación, IA, financiamiento, sustentabilidad, DD.HH. y comunicación.
Habrá un panel de gobernadores, incluyendo provincias con actividad minera y otras con potencial. También buscamos una fuerte participación de embajadas para comprender modelos de inversión y regulación.
La agenda es muy diversa, y creemos que los visitantes se llevarán ideas, contactos e información muy valiosa.