El proyecto cuprífero Altar, ubicado en la provincia de San Juan y operado por Aldebaran Resources, difundió los resultados de su Estudio Económico Preliminar (PEA, por sus siglas en inglés), elaborado bajo las normas del Instrumento Nacional 43-101. El informe ofrece una visión inicial del potencial económico y operativo del yacimiento, contemplando un modelo de operación mixta y un horizonte de producción que se extiende por casi medio siglo.
Por Panorama Minero
La evaluación considera una planta concentradora con capacidad de procesamiento de 60.000 toneladas por día, utilizando mineral de fuentes tanto a cielo abierto como subterráneas. El plan de desarrollo prioriza las zonas de mayor ley en los primeros años para maximizar la generación de flujo de caja inicial, mientras se avanza en paralelo con la infraestructura subterránea.
Según los datos presentados, el proyecto alcanza una vida útil de 48 años, con un promedio de producción anual de 101.413 toneladas de cobre equivalente. Durante los primeros 20 años, la producción promedio proyectada asciende a 121.445 toneladas anuales de cobre equivalente. A ello se suman 43.199 onzas de oro y 570.217 onzas de plata por año en el mismo periodo.
Principales métricas económicas
La estimación del proyecto, con precios base de US$4,35/lb Cu, US$2.500/oz Au y US$27/oz Ag, arroja una VAN (8%) después de impuestos de US$ 2.000 millones, una TIR del 20,5%, y un plazo de recuperación de 4 años.
El capex inicial se estima en US$ 1.590 millones, con un enfoque por etapas para la construcción del depósito de relaves y el desarrollo subterráneo.
Aldebaran Resources posee el 80% del proyecto, mientras que el 20% restante corresponde a Sibanye-Stillwater. Los resultados se reportan sobre una base del 100%.
Evaluación de alternativas tecnológicas
Paralelamente al escenario base, el equipo técnico colaboró con Nuton®, iniciativa de Rio Tinto, para evaluar la aplicación de su tecnología de lixiviación de sulfuros. La Fase 1 de ensayos arrojó recuperaciones estimadas del 79% al 84%, según el tipo de material, lo que abre una posible vía para reducir costos y mejorar indicadores ambientales del proyecto.
El uso potencial de esta tecnología permitiría disminuir el capital y los costos operativos, generando mayor flujo de caja libre y ajustando el perfil del proyecto a estándares de sostenibilidad más exigentes, explicaron.
























