La minería argentina atraviesa una coyuntura decisiva. Según un informe del BBVA, el sector podría quintuplicar sus exportaciones para 2033, superando los US$ 25.000 millones. La proyección se sustenta en el avance del litio —que podría aportar hasta el 20% de la oferta global— y en la creciente demanda de minerales críticos vinculados a la transición energética.
Panorama Minero
Actualmente el sector minero representa menos del 1% del PBI y casi el 6% de las exportaciones, de las cuales más del 98% provienen de sólo cinco provincias: San Juan, Santa Cruz, Catamarca, Jujuy y Salta. Sin embargo, más del 70% del territorio nacional permanece insuficientemente explorado, lo que representa una oportunidad única, especialmente ante la creciente demanda global de minerales estratégicos como el litio y el cobre.
Transición energética y oportunidades
El análisis y las proyecciones de BBVA Research parten de evaluar las posibilidades de Argentina en el contexto global de transición energética, un proceso intensivo en el uso de minerales que se ha acelerado en los últimos años. Este escenario ha impulsado de forma sostenida la demanda y los precios de minerales críticos —particularmente litio, cobre, cobalto y tierras raras—, insumos clave para baterías, electromovilidad y tecnologías de energía renovable, generando una tendencia que refuerza las oportunidades para países con recursos estratégicos y capacidad de desarrollo operativo, como Argentina.
Litio: hacia un rol central en las exportaciones
El 2024 marcó un punto de inflexión para el litio en Argentina: por primera vez, este mineral superó a la plata en el complejo minero y pasó a representar alrededor del 14% de las exportaciones del sector, alcanzando el 16% en septiembre de este año. Este salto refleja la entrada en operación de nuevos desarrollos y confirma el papel creciente del litio dentro de la matriz exportadora minera.
Argentina hoy posee una cartera de proyectos de litio que incluye a Fénix (Rio Tinto), Caucharí-Olaroz (Lithium Argentina-Ganfeng), Centenario Ratones (Eramet), Tres Quebradas (Zijin Mining), Rincón (Rio Tinto), Mariana (Ganfeng Lithium), Pozuelos Pastos Grandes (Lithium Argentina-Ganfeng), Sal de Vida (Rio Tinto), entre otros.
Estos desarrollos, junto con condiciones competitivas para el desarrollo operativo, han permitido que el país se afiance como uno de los actores más relevantes del “Triángulo del Litio” y como líder en la producción a nivel mundial.
De cara a la próxima década, el informe de BBVA Research estima que la entrada en operación de nuevos proyectos será determinante para escalar los volúmenes de producción y exportación, y que, de avanzar como se espera, Argentina podría aportar hasta el 20% del suministro global de litio hacia 2033, posicionándose como un proveedor clave en el mercado internacional de minerales críticos.
Cobre: inversiones en cartera y potencial exportador
El informe también remarca que, aunque Argentina no produce cobre desde 2018, cuenta con proyectos de primer nivel que podrían cambiar significativamente el aporte de la minería a la economía. Estos desarrollos, que avanzan a diferentes ritmos, representan un potencial de inversión de US$ 35.000 millones, suficiente para que el país vuelva a tener un lugar importante entre los productores de cobre del mundo.
La puesta en marcha de los proyectos cupríferos marcaría un antes y un después, de momento que, según las proyecciones, podría llevar las exportaciones mineras a más de US$ 11.000 millones por año hacia 2033, consolidando al cobre como el principal motor del crecimiento exportador del sector.
No obstante, el desarrollo cuprífero no será inmediato. Ninguno de los grandes proyectos entraría en producción antes de 2028, y los desafíos estructurales persisten.
Desafíos y cuentas pendientes
Según el informe, y en un contexto global marcado por la transición energética y la creciente demanda de minerales estratégicos como el litio y el cobre, la minería argentina enfrenta una oportunidad histórica para consolidar su liderazgo regional y ampliar su protagonismo internacional.
Así, la estabilidad regulatoria ofrecida por iniciativas como el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) abre caminos para atraer inversiones que transformen los numerosos proyectos mineros en realidades productivas y sostenibles.
Sin embargo, lograr este potencial posiblemente también requiera afrontar desafíos clave en términos de infraestructura (logística y energética) y la consolidación de un diálogo abierto y transparente con las comunidades locales, equilibrando el crecimiento económico con la responsabilidad ambiental y social necesaria para asegurar que la minería continúe siendo un motor de desarrollo duradero.



























