Las denominadas Tierras Raras, un grupo de 17 elementos esenciales para las tecnologías de punta —desde la superconductividad hasta la energía de fusión—, escalaron al centro de la agenda tecnológica y geopolítica mundial. En esta carrera por el dominio de la Inteligencia Artificial y las energías del futuro, liderada ampliamente por China, la Argentina se enfrenta al desafío de transformar un potencial geológico prometedor en una ventaja real.
Por Panorama Minero
La segunda jornada del Seminario Internacional Oro, Plata y Cobre de PANORAMA MINERO permitió analizar las posibilidades de la inserción de la Argentina en esta demanda global que exige definir con urgencia un camino que permita pasar de la escasa información histórica a la exploración intensiva, atraer capitales de alto riesgo y consolidar una política de Estado que convierta sus indicios de recursos en reservas concretas, superando años de inacción en este segmento vital.
Eduardo Barrera, asesor de la Unión Europea y ex Secretario de Minería de la Nación, desmanteló la anacronía del término al recordar que estos elementos "no son tierras ni tan raras", sino un grupo de 17 elementos esenciales. Su importancia estratégica radica en que están "ligadas a la superconductividad para la energía de fusión".
El experto destacó la abrumadora dominancia de China en este sector, que se extiende desde la producción hasta el procesamiento de estos elementos. “China no solo tiene cerca del 70% de la producción mundial, sino que procesa el 90% de estos elementos y, para llegar al metal, tiene el 99% de la capacidad instalada". Esta hegemonía es casi total y se refleja en la tecnología de punta, como lo demuestra su reciente récord en superconductividad y fusión.
"Esta carrera va a dominar la geopolítica de los próximos años", sentenció Barrera, vinculando directamente la competencia por las Tierras Raras con la pugna por la Inteligencia Artificial. El argumento para entender su importancia es que “no hay IA si no hay energía abundante y barata", y en ese terreno, China instaló en 2024 una capacidad energética diez veces superior a la de Estados Unidos, reflejando el desequilibrio entre potencias.
Martín Gozálvez, Director del Instituto de Geología y Recursos Minerales (IGRM) del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), abordó la pregunta clave: ¿Qué oportunidad tiene la Argentina en este escenario?
A partir de un estudio realizado en 2022, el Segemar pudo identificar áreas favorables, aunque la información geológica es en su mayoría “antigua y todos los recursos no son fiables; hay que recalcular y hacer nuevos trabajos”.
Según el relevamiento, se cuantificaron 190.000 toneladas de Tierras Raras con “recursos inferidos o de menor calidad”. Sin embargo, aplicando metodologías internacionales, el potencial a ser descubierto en la Argentina asciende a unos 3,3 millones de toneladas, aseguró el experto del organismo dependiente de la Secretaría de Minería de la Nación.
"El potencial está en una etapa de exploración y evaluación; sabemos muy poco de las Tierras Raras en la Argentina", afirmó al plantear el desafío e identificar tres áreas favorables para la exploración, destacándose la faja de los sistemas alcalinos del Noroeste Argentino, que abarca unos 800.000 km², lo que evidencia la falta de información competitiva.
Además, mencionó como segunda región con potencial las provincias del Litoral, por su proximidad a indicios recogidos en Paraguay y Brasil; y como tercera, la faja del Bosque Valdiviano en el sur, compartida con Chile, donde el país vecino ya identificó un yacimiento de Tierras Raras pesadas.
El experto concluyó que la necesidad primordial es “mayor desarrollo, información geológica de base e información precompetitiva como paso necesario para descubrir nuevos yacimientos y generar datos que disminuyan el riesgo y atraigan inversiones”.
Finalmente, Miguel Soler, consultor especializado y ex Secretario de Minería de Jujuy, enfocó su análisis en la inversión y la gestión política de los recursos. Soler recordó que la Argentina “todavía no figura con ningún reporte de reservas de Tierras Raras, por lo cual no se logra calificar recursos reales”.
El consultor fue enfático sobre la necesidad de atraer capital de riesgo, explicando que “el desafío fuerte es transmitir bien, no crear falsas expectativas, pero sí atraer inversiones en exploración y desarrollo para conocer mejor los recursos”.
Soler destacó que los capitales requeridos para esta exploración son de “altísimo riesgo” y afirmó que, pese a la importancia de estos minerales, “las provincias —como dueñas de los recursos— son las que deben impulsar el proceso, aunque durante años no se hizo mucho para definir recursos bajo estándares internacionales”.
También advirtió sobre la imprudencia de poner trabas a la exploración en una etapa temprana, refiriéndose a posturas que exigen detener avances en Tierras Raras hasta contar con capacidad de refinación local. Sólo con recursos reales definidos podrá la Argentina negociar o planificar eslabones posteriores de la cadena de valor, evitando quedar fuera de la carrera global por falta de información competitiva.
"Esta oportunidad no se va a ganar de hoy para mañana; tarda por lo menos de 5 a 10 años para tener una idea acabada de los recursos", concluyó Soler, instando a la acción inmediata para aprovechar la ventana que estos minerales representan para generar riqueza.


























