En lugar de verse como compartimentos estancos o como sectores que compiten entre sí, la minería, la energía, el campo y la industria deben coordinar esfuerzos y fomentar un desarrollo conjunto. Esa fue la conclusión general del panel de debate que nucleó a representantes de la CAEM, la UIA, la SRA y la compañía Oldelval.
Convocados por PANORAMA MINERO en la 19° edición de Argentina Oro, Plata y Cobre 2025, referentes de actividades como la minería, la energía, el campo y la industria en general compartieron los principales intereses y las mayores demandas que tienen en común, exponiendo la posibilidad de complementarse en una agenda de competitividad y productividad a largo plazo.
En el marco del panel ‘Producción: Estado del aparato productivo argentino en un momento bisagra para las grandes industrias’, Roberto Cacciola, Presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), calificó a 2025 como “un buen año para la minería”. Según el directivo, durante la temporada las pequeñas y medianas empresas (Pymes) del sector obtuvieron la eliminación de las retenciones, además de que ingresaron tres grandes proyectos de producción de litio y hay un cuarto incorporándose. “A eso debe sumarse que tres iniciativas ya se encuentran aprobadas en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), sin omitir el anuncio de Glencore sobre la reapertura de Minera Alumbrera en Catamarca”, resaltó.
Un poco menos complaciente fue la mirada de Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), para quien 2026 fue “un año complejo y de transición”, ya que mostró una marcada disparidad en los desempeños de distintos sectores. “Junto con el segmento automotriz, la minería es uno de los rubros que más están creciendo. Esperamos que en 2026 se recupere la actividad industrial en general. Confiamos en las reformas que están en marcha. La industria quiere ser parte de esta nueva Argentina y de este proceso de reordenamiento macroeconómico”, aseguró.
Desde su óptica, la industria puede y debe ser una plataforma integradora. “Cuantos más sectores se desarrollen, mayor será la competitividad del país. Necesitamos un sistema económico de capitales que funcione para financiar el crecimiento. Tener una moneda estable y seguridad jurídica son bases fundamentales para ello”, indicó.
Cifras auspiciosas
A su turno, Nicolás Pino, Presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), agradeció la invitación a un panel de debate capaz de agrupar a segmentos tan diversos. “Celebro que se dejen atrás los preconceptos negativos sobre la convivencia de nuestros sectores productivos. Estamos demostrando que se puede convivir. De una Argentina destructiva pasamos a una más constructiva. Hay una gran expectativa acerca de dónde estamos yendo”, ponderó.
Según sus estimaciones, el campo nacional culminará la temporada con una producción consolidada de 140 millones de toneladas (MT). “Aportamos entre US$6 y US$7 de cada US$10 que entran en el país. Queremos seguir colaborando con el crecimiento de nuestra economía, más allá de que venimos de muchos años de desinversión”, sostuvo.
De acuerdo con Ricardo Hösel, CEO de Oldelval, para la industria de Oil & Gas el año definitivamente puede describirse como “histórico”. “Venimos de batir el récord de producción de petróleo. En 2022 la balanza energética era deficitaria en US$5.000 millones. Este año vamos a cerrar con un superávit de entre US$6.000 y US$7.000 millones”, comparó.
Ese cambio, explicó el empresario, responde casi exclusivamente a Vaca Muerta. “El desarrollo de la formación no es fruto de un incremento en los precios internacionales del crudo, sino del esfuerzo inversor y de las lecciones aprendidas. La roca tiene un potencial enorme; lo que hace falta para ponerlo en valor es más financiamiento internacional a tasas razonables para ejecutar nuevas obras de infraestructura”, argumentó.
Futuro prometedor
Además de la carga fiscal, sostuvo Cacciola, el gran problema de la competitividad argentina pasa por la mala infraestructura. “Las obras que hacen falta deben construirse en simultáneo a los proyectos mineros anunciados”, advirtió.
En relación con la relevancia del RIGI, expresó que “los principales beneficiados somos los argentinos”. “Es un instrumento que no nació para los inversores, sino para la gente. Es verdad que en estos momentos la minería tiene un 60% de aprobación social, pero si no la queremos perder hay que trabajar fuerte para crear empleo. La modificación de la Ley de Glaciares, cuya discusión está encaminada, y la transparencia en el desarrollo de proveedores son otros temas sensibles”, remarcó.
De acuerdo con Rappallini, hoy la sociedad argentina está demandando tener acceso a productos de calidad internacional y a costos internacionales. “Ese es nuestro gran desafío como industriales. Tenemos un empresariado muy potente y con un gran expertise, aunque todavía estamos jugando con una mochila de piedras. Todas las distorsiones, desde las gremiales hasta las inflacionarias, atentan contra nuestro país. No obstante, todos juntos vamos a generar un gran ecosistema productivo”, enfatizó.
Sería deseable, según Pino, resaltar el aporte de ciertos segmentos con respecto a la redistribución demográfica de la Argentina. “Donde se instala alguna de nuestras actividades, crece la demografía”, valoró.
Para que industrias como la minería, la energía o el campo sigan creciendo, sostuvo, resultan sumamente importantes las reformas impositiva y laboral. “Necesitamos previsibilidad y confianza porque todo lo que hacemos es a largo plazo”, afirmó.
Todos los sectores, acotó Hösel, deberían contar con incentivos para expandirse. “Todo debería ser RIGI. Es la única manera de invertir a largo plazo”, sentenció.
Desde su perspectiva, el petróleo significó una segunda oportunidad para Vaca Muerta. “Estamos aprovechando el know how y el talento desarrollado para acompañar esta expansión. Soy muy optimista sobre el futuro sectorial. Aspiramos a ser otro agro en la generación de divisas”, proyectó.

























