He visto varias veces propuestas de definición del Cierre de Mina, incluso me ha tocado revisar esquemas regulatorios de aplicación, con un conjunto de obligaciones relacionadas con los factores ambientales y sociales propios de la actividad en general y de cada proyecto en particular. Pero existe un plano de trabajo contributivo de mayor valor agregado sobre el cual la minería podría ser un contribuyente destacado.
Por Juan Pablo Espínola
Hace algunos años tuve la oportunidad de mediar entre una empresa exploradora y una comunidad originaria de la jurisdicción en la que me encontraba. El objetivo era saber si se daría o no lugar al desarrollo de un prospecto industrial de corte minero, hidrocarburífero y energético, con gran potencial estratégico para la zona de influencia.
La comunidad estaba representada por los tres hijos de la última lonko (jefe de la comunidad), ya que ella había fallecido y, al momento de la reunión, no estaba definida la sucesión. Uno de ellos se oponía a la minería. Otro apoyaba el proyecto. La tercera hija dijo: si esto sirve para que nuestros hijos y nietos vuelvan al campo con trabajo y se rearme la familia, bienvenido sea.
Esta afirmación fue tan clara y contundente, que no solo dio lugar al inicio del proyecto minero, sino que provocó y produjo un cambio de perspectiva en la gestión general de nuestra minería a partir de los siguientes focos: a) la emigración rural y subrural; b) la igualdad de oportunidades y resultados; c) el desarrollo y la integración territorial; y d) el día después.
El éxodo rural o campesino refiere a la emigración (generalmente de adolescentes y jóvenes) del campo a los poblados cercanos y a las ciudades mayores. Es un movimiento antiguo que, tras verse acelerado a partir de la segunda mitad del siglo XX, se amplió a la emigración subrural, con la salida de las chacras y quintas a las ciudades lindantes.
En este punto vale preguntarse en qué medida se cumple el acceso a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, al agua, la energía y la comunicación, no solo en lo que refiere a la existencia real del acceso a estos derechos, sino también respecto a su calidad. Entran en juego, además, las inquietudes que se desprenden de aquellos lugares en donde acontecen climas extremos, como también el estatuto de obligatoriedad del trabajo de toda la familia, entre otros.
En este sentido, creo que las respuestas a dicha inquietud deben partir de las bases de un plan de desarrollo e integración territorial. Pienso en la proyección de las actividades económicas a iniciar, reemplazar y reforzar, la infraestructura de servicios, la logística y el comercio de alimentos, insumos y otros bienes, las prestaciones técnicas y profesionales, etc., con focos individuales para cada región y miradas globales para las conexiones entre las regiones contiguas, cercanas y remotas.
Pero ¿qué rol puede o debe cumplir el sector minero? ¿Dirigir las gestiones? ¿Absorber las inversiones y los gastos de las acciones? En todo caso, financiar erogaciones y aportar costeos, claro que un emprendimiento minero de envergadura genera renta tal que el 80% de la misma queda en el país, entre impuestos y otros gravámenes, compras y contrataciones, empleos permanentes y temporales. Además, tales ocasiones precisan del conocimiento y la experiencia para poner en marcha emprendimientos complejos, de altos niveles de inversión y en tiempos de relativamente corto/mediano plazo, en ámbitos inicialmente desolados.
Por último, cabe señalar que todo proyecto minero que se pone marcha tiene definida la duración esperada en función de variables técnicas y económicas, que se van actualizando conforme a la evolución de la mina y las condiciones del mercado correspondiente al mineral. Es importante destacar que dicho plazo es el tiempo disponible para la generación, la puesta en marcha y la maduración del plan de desarrollo y la integración territorial. En definitiva, creando las mejores condiciones para la llegada del Día Después.
Juan Pablo Espínola cuenta con unos 20 años en el sector minero, cumpliendo roles diversos en la dirección y representación empresaria, la función pública provincial y la asistencia técnica e institucional a empresas, cámaras y organismos. Previamente, con una muy fuerte y completa formación académica más una excelente inserción profesional en la tecnología informática, el mercado financiero y la consultoría económica-financiera, se desarrolló gerencialmente hasta alcanzar niveles sumamente competitivos.
El Día Después. Sin Obligación, la mejor Contribución
