El secretario de Minería de la Nación, Alberto Hensel, afirmó que la Argentina necesita elaborar una visión compartida para una actividad «sostenible, inclusiva, integrada y competitiva», que se refleje en un Plan Estratégico de Desarrollo Minero para mejorar las condiciones social y productiva de las comunidades, y generar un ámbito de inversión para las empresas.
En una entrevista con Télam, el funcionario se refirió al diálogo en marcha para la elaboración del plan estratégico, y ante el reconocido potencial geológico del país analizó los problemas de competitividad para su aprovechamiento, el rol de las empresas públicas provinciales, la interacción con los privados y el nuevo escenario minero que asoma para las inversiones de pospandemia.
-¿Cómo avanza el diálogo convocado para contar este año con un plan estratégico y qué es lo que está en discusión?
-La minería tiene que ser un instrumento que beneficie el desarrollo productivo del país, como lo impulsan el presidente Alberto Fernández y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y lo que tenemos que lograr es unificar la visión sobre la actividad. No podemos estar discutiendo si hacemos minería o no, sino cómo hacer una mejor minería, porque la situación que está atravesando el país no permite prescindir de ninguna actividad. Por eso constituimos un grupo primario que es la mesa facilitadora con la que compartimos un documento base para buscar una visión compartida de la minería.
Creemos que la minería tiene que ser sostenible ambiental, social, económica e institucionalmente. Inclusiva porque puede generar enormes oportunidades de trabajo y desarrollo de pymes y proveedores locales, Integrada al resto de las actividades económicas como motor no como reemplazo de ninguna otra actividad y a complementar e integrarse al aparato productivo. Y competitiva porque si comparamos la inversión en la región advertimos que estamos muy lejos de lo que recibieron Chile o Perú. Hay algo que está determinando que los inversores no nos hayan elegido y hay factores que deben ser evaluados.
Así estas reuniones llevarán a una gran mesa nacional con un sinnúmero de actores, que en más de una veintena de reuniones esperamos logre consensos para una política por los próximos 30 años.
-¿Cuáles son los aspectos centrales que necesita mejorar la Argentina en su competitividad minera?
-Tenemos que entrar en la competencia a la que llama un sector que mueve enormes volúmenes de inversión, que sólo en la etapa de construcción puede precisar de US$ 600 millones para un proyecto de litio o de US$ 3.000 millones para uno de cobre. Si ponemos en marcha una parte de este potencial podremos tener en lugar del 0,6 % de participación en el PBI en algo más cercano al 10% de Perú o el 12% de Chile.
La minería son grandes inversiones y a largo plazo. Lo más importante es que podamos hacer un esfuerzo para garantizar el no cambio de las reglas de juego que hace a la estabilidad fiscal, la seguridad jurídica y la previsibilidad.
-¿Cómo será el mundo de pospandemia para la inversión minera y cómo está la Argentina para posicionarse ante ese gran capital?
-Argentina tiene enormes posibilidades de competir, por sus enormes recursos y una importante cartera de proyectos en factibilidad avanzada, con posibilidades concretas de inversión por unos US$ 30.000 millones en oro, plata, cobre y litio. La demanda de cobre va en un crecimiento más acelerado que la oferta, pero tan sólo el desarrollo de un pórfido requiere una inversión de entre 3.000 y 4.500 millones
Por supuesto dependemos de la demanda de economías más desarrolladas, en especial China que tiene un rol determinante en el valor de los metales. Pero vamos a hacia un lugar importante para conseguir las divisas que el país necesita y contribuir a la puesta en marcha del aparato productivo nacional.
-¿Qué rol juegan las empresas mineras del Estado en esa atracción de inversiones y qué modelo de inversión se acomoda mejor al país?
-Argentina tiene que construir su propio modelo, por eso trabajamos en el plan estratégico. La sustentabilidad en múltiples ámbitos todos coinciden en que ya es un estándar, pero hay nuevos desafíos de un mayor involucramiento de las compañías con las comunidades locales, de un fuerte desarrollo de las cadenas de valor, generar pymes proveedoras, y otro factor fundamental es la asociación público privada. Las provincias eligieron constituir sus empresas para tener mayor participación en el beneficio económico de la minería, y a través de la asociaciones es un esquema que hay que fortalecer porque son buenos instrumentos que permiten mejorar el nivel de negociación.
No alcanza con recibir inversión extranjera directa. Es necesario un Estado presente mirando la inclusión, e incluso participar en el negocio minero y dar algunos pasos más con el agregado de valor.
-¿Y con esa visión de las empresas públicas, qué opina sobre una eventual participación de YPF en el sector minero?
-Hay que seguir trabajando y mucho la exploración de su territorio, y si se arranca de ahí, en una mirada de largo plazo se puede convertir en desarrollador. Si generamos un área dedicada a la minería utilizando gran parte de la experiencia que YPF tiene en exploración, siendo una empresa de participación mayoritaria del Estado, que cotiza en los mercados internacionales y se maneja con estándares globales, bueno tenemos el instrumento. Lo que quedaría por hacer es, en algún momento, definirlo en función de una indicación política. Pero también le diría a las empresas estatales provinciales que aprovechen el recurso que se obtiene de la participación en proyectos, en generar una fuerte política de exploración de su territorio de manera de darle sustentabilidad a la minería porque lo peor que puede pasar es la discontinuidad de las operaciones.