A lo largo de la historia de la humanidad se han suscitado importantes cambios y transformaciones. La llegada de nuevas tecnologías ha derivado en una mayor y mejor calidad de vida para todos los que habitamos este planeta.
La minería no ha sido actor secundario en estas grandes transformaciones. Por el contrario, la irrupción de los minerales y metales es el ejemplo por antonomasia de la alianza estratégica entre progreso y minería.
En este sentido, las nuevas aplicaciones de metales milenarios, y el desembarco de algunos muy poco conocidos, cobra suma relevancia. Y, en el caso del litio, podemos encontrar un ejemplo rotundo de cómo una sustancia prácticamente limitada a poco más que una curiosidad de laboratorio ha derivado en actor principal de los cambios tecnológicos del nuevo milenio. El subsuelo argentino, y su potencial intrínseco en materia minera, son ampliamente conocidos. Para confirmar esta tendencia, el litio se suma a la amplia oferta minera de nuestro país.
Con una vertiginosa actividad en los salares del NOA, así como una creciente actividad exploratoria en litio alojado en rocas, esta sustancia es uno de los principales referentes de la industria minera mundial, y de Argentina en particular.
¿Por qué afirmamos que el litio representa una oportunidad única? Argentina, junto con sus vecinos Bolivia y Chile, conforma el mundialmente conocido “Triángulo dorado del litio”, una región en la que se ha cuantificado más del 75% de los recursos de esta sustancia. Argentina juega un rol cada vez más preponderante en la producción mundial de litio, con valores ya cercanos al 15% de la oferta global. Y, en paralelo, las reservas de litio conocidas de Argentina también rondan un 15% del total.
El crecimiento vertiginoso de la demanda de litio para diferentes aplicaciones, especialmente los autos eléctricos, así como una oferta aletargada, encuentra a la Argentina como el país que más puede aprovechar el crecimiento exponencial de la demanda. Un dato no menor es el hecho de que el litio proveniente de salmueras posee costos operativos mucho más bajos que aquel que proviene de rocas, situación que lo transforma en altamente competitivo.
La industria minera, definida como factor de desarrollo, encuentra en el litio a uno de los mejores referentes de este concepto. Los emprendimientos de litio de Argentina se encuentran en lo más profundo de la puna de las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta, regiones donde el progreso económico puede llegar únicamente de la mano de la minería.
Argentina no puede, ni debe, desaprovechar la oportunidad que representa el litio. Es imperioso seguir trabajando en la senda de una mayor seguridad jurídica que garantice las inversiones. De la misma manera, se debe avanzar en otros conceptos como la infraestructura y la logística, que permitan que el litio argentino sea de los más competitivos del mundo.
Los más destacados analistas afirman que esta ventana de oportunidad no solo se ha abierto, sino que permanecería en esta situación por varias décadas. Se trata de una oportunidad única, y todos los actores tenemos que estar preparados para capitalizar el mayor beneficio para todos los grupos de interés, especialmente las comunidades donde se localizan los proyectos con contenido de litio.