La irrupción de China en la economía global desde hace más de dos décadas, y su consolidación como el mayor jugador mundial luego de EE.UU., es solo una plataforma para algo aún mayor, cuyas bases ya están sentadas. Se trata de un proyecto para retomar la histórica Ruta de la Seda, pero en versión siglo XXI, consistente en un ambicioso plan que conecte China con diferentes mercados, tanto por vía terrestre como marítima.
El gobierno de China avanza en esta estrategia de desarrollo que involucra inversiones en infraestructura a gran escala en diferentes continentes como Asia, Europa, y Africa. El desarrollo de corredores logísticos terrestres y marítimos, con multimillonarias inversiones asociadas, tiene como objetivo central que China posea un alto grado de conectividad que le permita ser aún más competitiva.
Los corredores de infraestructura involucrarán a unos 60 países, principalmente en Asia y Europa, pero también Africa del Este y Oceanía. Y, acorde a los cálculos publicados por el prestigioso medio The Economist, el costo total de esta iniciativa podría rondar entre US$4.000 y US$8.000 billones a lo largo de una década.
La gran mayoría de los países involucrados en la denominada Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda son miembros del Asian Infrastructure Investment Bank, organismo liderado por China, cuyo objetivo es financiar proyectos asociados a infraestructura (carreteras, ferrocarriles, puertos, energía, etc.) Este organismo sería uno de los brazos ejecutores de uno de los más ambiciosos planes de transformación económica de toda la humanidad.
A este momento, y en el marco de la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, no estaría incluido el continente americano. De cualquier manera, existen sobrados ejemplos del interés de China por esta región del planeta. La CEPAL informa en su reporte titulado «La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe”, publicado en 2018, que cuatro de las veinte principales fusiones y adquisiciones transfronterizas de 2017 son de capitales chinos, incluyendo dos en el sector energético de Brasil por US$8.950 millones, y uno en el sector minero argentino, más precisamente por el 50% del productor aurífero Veladero, en la provincia de San Juan, por US$960 millones.
Si bien América Latina no figura, en una instancia preliminar, en la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda planteada por China, las inversiones en esta región comienzan a acentuarse. Y en el caso de Argentina, y en minería en particular, la entrada de Shandong Gold como socio de Barrick en Veladero es un primer hito de inversión china en este sector en particular.
En este sentido, y apenas finalizada la cumbre del G20, el presidente Mauricio Macri y su par chino, Xi Jinping, suscribieron 34 convenios a efectos de relanzar la relación bilateral en el marco de un pacto comercial hasta 2023.
La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda ya está en marcha y, de una forma u otra, influirá sobre todo el planeta. Para ello, Argentina debe estar preparada para presentar a los sectores mineros y energéticos como grandes oportunidades de inversión, en los comienzos de la construcción de un nuevo escenario geopolítico y geoeconómico mundial.