(FOTOGRAFÍA: MINA VELADERO)
El concepto de logística en la industria minera refiere al correcto aseguramiento, al mejor costo y con la mayor previsibilidad y calidad posible, de insumos, servicios y repuestos necesarios para garantizar una operatividad continua en sitio minero. Así, dentro del complejo entramado de acciones que forman parte del funcionamiento de una mina, una mirada activa sobre los aspectos logísticos permite predecir los puntos críticos utilizando altos estándares técnicos a la vez de rentabilizar y volver más viables los proyectos en territorios siempre complejos.
Las restricciones impuestas al comercio y a la productividad global a raíz de la pandemia dificultaron aún más a una industria minera de por sí compleja desde su faceta operativa y de gestión. Los cambios en la manera de llevar adelante la operación minera no sólo alteraron las metas productivas fijadas por las compañías, sino que también afectaron los costos, la disposición de personal y de infraestructura sanitaria como así también de accesibilidad e interacción con proveedores y stakeholders.
Como doble efecto, esta dificultad llevó a la minería a rendir mejor siendo una industria con un alto expertise en términos de trabajo en condiciones extremas. Aunque el rendimiento productivo fue menor a causa de los cierres temporales en las faenas, la minería pudo sostener en medio de la pandemia una solidez tal que, según afirma el último informe Mine de PwC, “fue una de las pocas industrias que emergió de lo peor de la crisis económica causada por el COVID-19 en excelente forma financiera y operativa; y de hecho resultó ser un año excepcional para el sector”. Esto se vio reflejado especialmente en segmentos como el aurífero, donde se registraron fuertes ganancias a partir del alza en su cotización por su valor como activo de refugio alcanzando valores históricos superiores a los US$2.000 por onza en agosto pasado.
Durante 2020 la industria se enfrentó a un esquema irregular de aislamientos y cuarentenas globalizadas que resultaron útiles para poner a prueba los ajustes posibles en lo que compete a costos y rendimiento operativo, impulsando mejoras en la productividad, la planificación estratégica, la innovación y la logística general en terreno con datos medibles y estrictos protocolos que impactaron en el comportamiento de las grandes industrias dentro y fuera del país, declaradas esenciales en Argentina a partir de abril de 2020.
Este escenario pandémico posicionó a la logística como un bastión fundamental en la búsqueda por producir mejor, más eficiente y más seguro, resaltando el Gerenciamiento de la Cadena de Suministro (Supply Chain Management) como una de las áreas centrales que hizo posible mantener a la minería operativa en un período extraordinario donde ningún manual estaba escrito. Hoy, a casi un año y medio del primer confinamiento, se acentuó esta visión compartida de que todo emprendimiento de carácter industrial debe contar con una Cadena de Suministro robusta, trabajando de manera planificada y predictiva, desde proveedores a consumidores, y trasladando información, requerimientos y respuestas comunes bajo programas multidisciplinarios.
Sobre esta base, la planificación estratégica permite interconectar a los actores de la cadena hacia un mismo objetivo, un punto de interés específico para la minería por ser una industria de carácter remoto y con características únicas donde las condiciones climáticas extremas, la topografía agreste y compleja y la escasez de caminos e infraestructura son parte de su hábitat natural. En esas condiciones, la minería opera bajo un margen de error cuyo resultado no debe ser otro que el cero.
Es posible pensar en la logística como una caja de herramientas, distintas pero todas necesarias para mantener funcionando el andamiaje productivo bajo la mayor eficiencia y equilibrio posible. Existen así distintos tipos de logística, destacando en líneas generales la logística de producción, logística de stock y almacenamiento, logística de transporte y distribución, logística de gestión de residuos, como así también de sustancias peligrosas y mantenimiento. Aunque, cabe destacar, las tareas logísticas en la industria minera están supeditadas a las instancias de avance de cada emprendimiento, por lo que a medida que se avanza desde la exploración hacia las instancias de producción las tareas ganan en complejidad.
En adición, la sensibilidad de la industria minera hace que la logística y el control de inventarios sea todo un desafío ya que es necesario conocer los plazos de importación de insumos, el tránsito requerido, los medios de transporte disponibles, y los distintos actores involucrados en la cadena de abastecimiento desde la emisión de la orden de compra hasta la entrega en almacén, una tarea para nada simple. Aquí se vuelve importante el concepto de clúster en el que distintas empresas se interrelacionan estratégicamente en busca de un beneficio mutuo depurando algunos “cuellos de botella” en el negocio minero y colaborando a la transferencia de conocimiento y tecnología a partir de una estructura de trabajo compartida.
Como es visible, sin una logística adecuada capaz de evaluar el rendimiento y la disponibilidad de los recursos, no es posible desarrollar un emprendimiento minero en forma sustentable y operativamente continuo, independientemente de la fase de desarrollo en la que se encuentre. Desde un pequeño campamento a miles de metros de altura, que quizás en algunas décadas logre convertirse en una mina operativa, hasta las grandes operaciones que hoy proveen de los minerales necesarios para mantener de pie al planeta, un correcto tratamiento de la logística permite eficientizar las instancias de desarrollo de un proyecto, a la par de disminuir costos, impulsar la seguridad operativa y ambiental, y mejorar la performance general de los trabajadores en sitio y de las empresas mineras en su generalidad.