Por Lic. Iván Grgic para PANORAMA MINERO
El pasado 24 de mayo terminó en todo el mundo la “Semana Laudato Si” y comenzó el “Año Laudato Si”, al cumplirse cinco años de la firma de esa encíclica del papa Francisco dedicada al cuidado de la casa común.
En estos años los sectores productivos recibieron fuertes críticas de otros sectores sociales no dedicados a la producción, en una relación compleja donde los primeros casi no leyeron el texto y los segundos leyeron solo algunas partes con preconceptos y mucho desconocimiento. Obviamente, las excepciones han demostrado que en cuanto se analiza el documento pontificio por entero y se adentra en la realidad completa de los diversos sectores productivos, el diálogo, la aplicabilidad, la autocrítica, el compromiso responsable y las acciones en común pasan a visibilizar las palabras de la encíclica.
¿Por qué nos costó leer Laudato Si?
Una encíclica es un documento de la Iglesia Católica y un primer obstáculo fue el religioso. Por un lado, quienes no forman parte de esa comunidad creyente, no tomaron el texto como material que pudiese aportar a los objetivos y formas de trabajar. Por otro lado, quienes formamos parte de la Iglesia, muchas veces nos chocamos con líderes religiosos marcados por los preconceptos y los desconocimientos, que nos alejaron el documento pontificio.
Otro obstáculo, ligado al anterior, fue el tabú modernista acerca de que todo lo que emerja de una comunidad religiosa no es científico, por lo tanto, carece de sustento. En esa perspectiva, solo los creyentes, supuestamente subyugados en su capacidad de pensar, debieron leerlo para obedecer ciegamente y accionar lo ordinario con criterios religiosos.
Un impedimento más fue la propia dinámica de vida de los sectores productivos, como la industria minera. En la inmensidad de tareas por hacer, informes por presentar, mails por leer, reuniones por tener, ¿qué espacio podía tener leer un documento de la Iglesia Católica? Y además, analizar el texto para suscitar relecturas que inspiraran cambios generales y particulares, globales y locales, materiales y espirituales (no necesariamente religiosos).
Estos, junto a otros entorpecimientos, cosificaron una conocida actitud defensiva de los productores, mientras se afianzaban los argumentos y posicionamientos críticos que abusaban del texto pontificio haciéndole decir opiniones no expresadas. Y pasaron 5 años (60 meses, más de 1.800 días) con títulos mediáticos o en redes acerca de “el Papa dijo…”, “el Papa opina…”, “el Papa se mete donde no debe…”, “la Iglesia esto o aquello”, y, junto a expresiones de algunos eclesiásticos sobre aspectos legales y técnicos del agua, solo faltó un congreso de ingenieros y geólogos hablando de teología.
El “Año Laudato Si” ¿puede ser el comienzo de nuevas situaciones de encuentro?
En tiempos de pandemia, la industria minera y la red de valor que construye con proveedores y comunidades, han demostrado que el mismo día de inicio de la cuarentena fue el día de inicio de la postpandemia. Aquél 20 de marzo no sólo hubo desmovilización de proyectos en producción y en exploración, sino que comenzó un diálogo interdisciplinar y multisectorial para que el drama de salud no fuese un drama social debido al impacto económico. Emergió allí ese rasgo característico de la industria y las personas que la realizan, marcado por la proactividad y la comunicación para el análisis de problemas, la búsqueda de soluciones, la visión estratégica a corto/mediano/largo plazo.
Sin embargo, ese escenario actitudinal no es el característico para crear situaciones de encuentro con sectores críticos, para realizar una comunicación relacional y en proceso, que construya ámbitos de consenso aún para buscar conceptos superadores a “licencia social” que muchos entienden como “permiso para hacer cualquier cosa”. Pareciera que la proactividad normal, no es normal en cuestiones de comunicación y diálogo con la visión de Laudato Si.
Y, que no sea la característica común, no significa que no se haya realizado. Y esa es la noticia. ¡Cuántas reuniones de consenso se mantuvieron con autoridades de la Iglesia Católica con buenos resultados¡¡Cuantas veces se ponderó a otras confesiones religiosas para esas construcciones sociales a través de pasos de cambio social pequeños y eficaces! ¡Cuántas acciones comunicacionales, aunque individuales, han permitido a mujeres y hombres del sector a relacionarse con actores aparentemente intransigentes!
Ignorar estos pasos de estos cinco años transcurridos (y más también) podrían hacer pensar que el comienzo está en mayo 2020. No, hay muchos pasos para valorar, para imitar, para continuar y para inspirar otros nuevos.
Pasos actuales y futuros
Estamos transitando la tercera década del siglo XXI, muy acostumbrados a los nuevos estándares de este siglo. Son estándares caracterizados por el cuidado del ambiente, las relaciones con las comunidades, la transparencia de las gestiones, la perspectiva de género o la construcción social en la pluralidad respetuosa de culturas y personas. Las mismas acciones de relacionamiento comunitario no responden a la clásica “responsabilidad social empresaria” sino a nuevos modelos y paradigmas más identificados con la “creación de valor compartido”, y la sustentabilidad, entendida en términos de economía y de tiempo, ha pasado a un sentido circular de la producción. Y todo eso, visualizado en programas como los Principios del Ecuador, el EITI, HMS, las Normas de Desempeño del IFC, los ODS de las Naciones Unidas, como los más relevantes. ¿Y la Laudato Si?
La cercanía en espíritu y letra del documento pontificio a los estándares internacionales es muy impactante. Los diagnósticos del primer capítulo de Laudato Si y los de cualquier consultora seria en el mundo no se diferencian demasiado. Mientras el Papa habla de “conversión ecológica integral”, los estándares hablan de metas a alcanzar y sus gap. Cuando el escrito papal alude a espiritualidad y educación con frases inspiradoras de la Biblia y otros autores, las empresas hablan de capacitación para cambiar las actitudes y tener una disposición empática con las comunidades. Todo indica que los proyectos de la industria minera tienen mucho de Laudato Si.
Conozcamos algunas propuestas del documento
Durante algunas ediciones, se ofrecerá en esta columna algunos conceptos de Laudato Si. Como todo espacio en PANORAMA MINERO, es una propuesta para el intercambio y para el disenso que construye diálogo. Si bien se brindarán comentarios sobre la encíclica, será más una invitación a la lectura personal y, por qué no, grupal.
El acercamiento al texto de Laudato Si no pretende servir de consuelo particular y sectorial, sino más bien para suscitar nuevas líneas de análisis interno, para descubrir espacios comunes con adherentes al documento pontificio, y, por qué no, para incorporar innovaciones variadas en nuestras tareas y proyectos.
¿Y de parte de Francisco?
“En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” (n.3), porque «el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar» (n.12).