Muy alejada de los populosos y tradicionales centros urbanos de la República Argentina, la industria minera es uno de los grandes motores del desarrollo económico y social de nuestra gran patria. No solo emplea a miles de personas en forma directa y contrata bienes y servicios de proveedores generando un efecto multiplicador, sino que es puntal de las economías regionales: la minería implica evitar el desarraigo de los habitantes de las provincias ricas en su subsuelo, permitiendo un crecimiento y superación no solo de las generaciones presentes, sino brindando claridad a las próximas generaciones en su tierra.
Es preciso señalar que la minería no se reduce a las zonas de influencia de los proyectos: el aporte en tasas municipales, impuestos provinciales y nacionales se traduce en que la industria en cuestión contribuye económicamente a todos los segmentos. El impuesto al valor agregado y el impuesto a las ganancias, dos de los principales tributos, tienen un fuerte apoyo de parte de la industria minera.
Lejos de los comentarios del diputado Sergio Massa, que afirmó que “es urgente terminar con quienes saquean el país”, en relación a los exportadores de productos primarios, es importante destacar que Australia y Canadá –dos ejemplos mineros por excelencia- son países que crecieron a la par de la industria que nos atañe, poblando territorios profundos e inhabitados, repletos de desafíos, estableciendo comunidades, llevando el progreso, la educación y la transformación.
La importancia decisiva de la industria minera puede observarse no muy lejos, en dos grandes vecinos como Perú y Chile, que traccionan gran parte de las inversiones mineras mundiales: Perú ha identificado una cartera de proyectos mineros por US$58.000 millones, de los cuales se estima que unos US$12.000 millones serán destinados a construcción en 2018-2019. Y, del otro lado de la Cordillera de los Andes, Chile ha cuantificado 44 proyectos con una inversión acumulada de US$65.000 millones a desarrollar en el marco de una década. Argentina posee en su subsuelo prácticamente los mismos minerales y metales que Chile y Perú, con la diferencia que estos dos países han acelerado su puesta en valor.
En Argentina existen instituciones que aglutinan a empresas mineras, proveedores, colegios profesionales y asociaciones gremiales que pueden brindar un aporte superador. La minería no es ningún “saqueador del país”, por el contrario, es la industria más federal, ofreciendo su contribución desde los lugares más recónditos de la Argentina profunda.